Dos refranes que te pueden ayudar a cuidar lo que tanto te costó ahorrar
Una de las cosas que más me desconciertan es escuchar cuando personas de bien pierden todos sus ahorros por haber tomado malas decisiones en materia de inversión. Pasan toda la vida ahorrando y después -por ingenuidad o tentación- entregan todos sus ahorros a alguien que nunca se los devuelve. Quizás, las dificultades financieras hicieron que no se les pudiera devolver ... .Tal vez, fue un fraude descarado... Al final del día, no importa si fue sin querer o no, el resultado es el mismo: el dinero que habían ahorrado con tanto sacrificio para un día de tormenta o para su jubilación se fue y su vida ya no será la misma.
Esta situación sucede mucho más de lo que te imaginás. Uno piensa que solo le pasa a la ingenua viejita que le contaron el cuento del tío. Sin embargo, nada más lejano. Le puede ocurrir tanto al inversor más sofisticado como a vos. Para protegerte solo tenés que aplicar el sentido común y no dejarte llevar por tus emociones. Hay dos refranes populares-muy uruguayos los dos- que te pueden ayudar en este sentido.
Más vale pájaro en mano que cien volando.
La primera clave para saber si estás arriesgando tu capital es bien sencilla y tiene mucho que ver con este refrán. Fijate en el rendimiento que te están prometiendo. Si es ALTO, la chance de perder tu capital también es ALTA. Así que si alguien te ofrece un retorno garantizado del 6 u 8% en dólares procedé con mucha cautela. Y si es 12, 15, 18%, bueno… TEMBLÁ.
Una buena pregunta que te tendrías que hacer es: ¿Por qué la empresa que te hace la oferta no pidió un préstamo en el banco a una tasa de interés mucho más baja? A nadie le gusta pagar más intereses de los que tiene que pagar. La única respuesta es que el banco ve un riesgo que vos no ves.
En mi libro, “Mi dinero Mi problema”, explico cómo se puede estimar la probabilidad de perder el capital comparando la tasa ofrecida con lo que yo llamo, la “tasa tranquila”. Si querés calcular esta probabilidad, podés usar esta aplicación.
En lugar de pensar que encontraste a la gallina de los huevos de oro, tendrías que pensar que vos sos la gallina de oro del que te está ofreciendo esa gran oportunidad. Así que el primer consejo es controlar tu codicia y ser realista con lo que querés ganar. Mejor mantener el capital, obtener un rendimiento realista y reinvertirlo para obtener el regalo de la reinversión.
2. A seguro se lo llevaron preso
Sabemos que nadie tiene la bola de cristal y puede adivinar el futuro. Entonces, ¿por qué somos tan ingenuos cuando alguien nos dice que su oferta es 100% segura? En todas las cosas que hacemos en la vida siempre hay algún riesgo. Lo mismo pasa cuando invertimos. En vez de vivir con la fantasía de que no hay riesgos, debemos buscar cómo vivir con la incertidumbre sin arriesgar lo que nos llevó tanto tiempo acumular. Hay 4 cosas que podés hacer para minimizar las chances de perder tus ahorros cuando invertís.
Primero, asegurate de que haya un piloto a cargo. En mi libro “Mi Dinero Mi Problema”, equiparo la inversión con viajar en avión. No necesitás ser un piloto para volar, pero necesitás asegurarte de que haya un piloto a cargo. Lo mismo pasa en inversiones. No importa la cantidad que tengas para invertir, el vehículo que usás debe ser conducido por un experto competente.
Segundo, asegurate de que tu piloto, tu agente de viajes, tu vehículo y tu aeropuerto hayan recibido las aprobaciones adecuadas. Invertir es como volar, y por lo tanto es un negocio regulado. Es importante trabajar con profesionales e instituciones habilitados en países serios como Uruguay, Estados Unidos y Suiza. Además, es aconsejable que al menos uno de los cuatro (tu piloto, tu asesor comercial, tu vehículo o tu aeropuerto) esté regulado en Uruguay. De esta manera, si algo sale mal, tenés la posibilidad de hacer un reclamo en tu propio país a través del portal del usuario financiero en el Banco Central del Uruguay.
Tercero, asegurate de que haya una salida de emergencia y de saber exactamente en dónde está. Cuando se invierte es muy importante poder tener la capacidad de salir sin incurrir en costos o retrasos significativos. Para esto, tenés que leer cuidadosamente cualquier acuerdo o contrato y asegurarte que toda garantía pueda ser fácilmente convertida en dinero en efectivo en cualquier momento.
Cuarto, si tenés una duda, consultá con un experto de tu confianza. No tomes decisiones apuradas y buscá asesoramiento en caso de dudas. Si querés, podés mandarme tu consulta como siempre a stephanie@midineromiproblema.org